Es miércoles a la noche y los primeros fríos del otoño se hacen sentir en las aulas de soldadura del Centro de Formación Profesional, donde una mujer -la única del grupo- mira atentamente la pieza que acaba de terminar. Mirta Medina llegó a Buenos Aires desde Formosa junto a dos de sus tres hijos, a mediados del año pasado. “Vine para acompañar a mi madre, que está enferma. Mi hijo mayor se quedó cuidando la casa”, nos cuenta.
Esta profesora de artes plásticas, tejido y manualidades, que actualmente vive en Tortuguitas y trabaja de forma autónoma fabricando y vendiendo indumentaria y adornos, se inscribió al taller de soldadura organizado por la Fundación PROEM porque descubrió que podía agregarle valor a sus productos, al combinar técnicas de costura y tejido con piezas de herrería. “No quiero estancarme”, señala, mientras muestra un portamacetero que realizó días atrás. De forma similar, planea producir souvenirs y portarretratos, entre otros objetos de diseño.
“Me encanta venir al taller: el grupo es muy lindo, el profesor explica muy bien y tenemos todos los materiales necesarios para aprender”, señala. Mirta vuelve sonriendo al taller, donde la esperan sus compañeros, y donde sigue dándole forma a sus sueños.