Bajo el lema “Construyamos un mundo más inteligente”, IBM lleva adelante políticas de sustentabilidad y responsabilidad social empresarial (RSE) junto a más de 600 organizaciones de todo el mundo. Alejandro Toscano, gerente de Ciudadanía Corporativa de IBM reflexiona sobre las características del sector en Argentina y destaca el trabajo realizado con la Fundación PROEM. La compañía desarrolla, junto a PROEM, proyectos orientados a fortalecer iniciativas productivas en barrios de bajos recursos del Gran Buenos Aires.
IBM fue pionera en la implementación de acciones de RSE ¿Cómo observás el desarrollo histórico llevado a cabo por la compañía?
Para empezar hay que destacar que, desde sus comienzos, IBM entendió que no solo debía abocarse a la generación de la renta, sino que era importante ampliar su mirada a otros aspectos. Ya en los orígenes teníamos personas con discapacidades dentro de nuestras filas. En términos de integración, tuvimos vicepresidentes mujeres antes de que las mujeres pudiesen votar. Hemos transitado un largo camino de responsabilidad social, cuando todavía ni siquiera se hablaba de este concepto. Y por eso, hoy en día estamos comprometidos con la construcción de un mundo más inteligente, trabajando en cada una de las comunidades donde estamos, a partir de la tecnología y el conocimiento de nuestros profesionales.
¿Cuáles son los aspectos más destacados dentro de la visión de sustentabilidad de la empresa?
Creemos que para lograr nuestros objetivos es necesario intervenir en distintos niveles. Esto incluye, por ejemplo, el desarrollo una política medioambiental de más de 40 años, donde minimizamos el impacto, reducimos y reciclamos más de un 75% de los residuos que se producen en las oficinas comerciales. Por otra parte, la reducción de la brecha digital es uno de nuestros focos más importantes, junto al desarrollo económico local en las distintas comunidades en las que operamos. Y de ahí, también, la articulación con organizaciones sociales como la Fundación PROEM.
¿Cómo describirías el trabajo realizado junto a la Fundación PROEM?
Valoro el compromiso, el profesionalismo, la llegada a los emprendedores y la cobertura territorial de la fundación. Para nosotros es una relación que ya viene de unos cuantos años, que se va construyendo y haciendo más sólida día a día. Desde el primer momento, siempre tuvimos una excelente respuesta por parte de PROEM.
¿Cómo se vinculan los valores de PROEM con las líneas de gestión de la empresa?
Hay una conexión estrecha y directa: cuando hablo del desarrollo de las comunidades en donde operamos, me refiero también al desarrollo económico local. Entonces, trabajar para mejorar las condiciones de empleabilidad, autoempleo, emprendedurismo o incluso, la inserción laboral de las personas inmersas en esta comunidad genera una sinergia inmediata.
¿Cuáles creés que son los desafíos del sector para el futuro?
En cuanto al sector, tenemos mucho camino avanzado. Creo que hace falta estandarizar un poco más los conceptos. Hay compañías, como es el caso de IBM, que tienen una visión clara y un accionar acorde con esa visión, que entiende a la sustentabilidad como una forma de gestión. El desafío para el sector es que más empresas lo entiendan y lo adopten no solamente como un deber ser, sino como una práctica de negocio que quede manifiesta en el día a día. Considero que, en cuanto tengamos una masa crítica mayor de empresas que aplican la RSE como forma de gestión cotidiana y con horizontes de sustentabilidad, vamos a tener resultados aún más concretos, más tangibles y de mayor impacto.
Hace más de 12 años que trabajás en el sector del RSE ¿Cuáles son los principales factores de motivación en tu labor?
Lo que más me motiva es trabajar de manera colaborativa, tanto hacía adentro como hacia afuera de IBM. Además, uno de los motores es saber que el trabajo que hago tiene un impacto directo, que otorga beneficios en la calidad de vida de los destinatarios de nuestros programas, mientras al mismo tiempo brinda la posibilidad a nuestros empleados de aportar su conocimiento para mejorar la sociedad en la que vivimos. Siento que generamos procesos que, con una mirada enfocada en la sustentabilidad, apuntan a la inclusión y el respeto por la diversidad.