Flora diseña y confecciona ropa para personas a las que la industria textil no tiene en cuenta. Obesidad, amputaciones y discapacidades motrices son las realidades que viven sus clientes.
Como lo tiene clarísimo Moi: es un negocio enfocado en aportar a los cambios que la industria necesita.
Observa la producción textil y el consumo desde una óptica responsable, haciendo hincapié en la inclusión.
¿Cuál es tu visión Moi? ¿Cómo te gustaría estar con tu negocio de aquí a 1 o 2 años?
Trabajo por aportar al inminente cambio de la industria de la moda. Me gustaría llegar a varias regiones del país y contagiar a colegas a que vayamos por lo mismo, por este cambio tan necesario para poder volver a sentir la industria como algo bueno y no como un estereotipo que puede lastimar a generaciones, golpeadas por querer pertenecer.
¿Qué te motiva a emprender?
Desde chica tuve en claro que era lo que anhelaba ser de grande: diseñadora. Durante años estuve preparándome académicamente y siempre vi al emprendimiento como una posibilidad enorme de dejar mi pequeña huella. Creo que emprender hoy, para mi no es solo mi trabajo sino mi forma de expresar lo que siento y veo, mi manera de transmitir todo lo que tengo adentro.
Trabajar de lo que me gusta fue mi sueño y haberlo logrado después de tanto trabajo y empeño es lo que siempre anhelé. Me motiva la pasión, ganas de cambios, de mejoría, de aportar desde mi humilde lugar.
¿Cuál es el mayor desafío que enfrentaste con el negocio?
Tener que diseñar para una persona con una malformación en el brazo derecho. Nació sin el antebrazo. Me vi en el desafío de hacerla sentir cómoda en la prenda, para un momento muy especial en su vida.
Fue un trabajo super complejo para mi lograr esa armonía: su comodidad, su gusto, que lo pueda lucir con seguridad y estar muy conforme para disfrutar de su evento.
También me ha tocado tratar con personas con problemas de obesidad. Siempre hay que ser extremadamente empático a la hora de sugerir porque en el rubro está instalado tapar, negar, no mostrar y yo diseño para destacar lo que te guste no tapar lo que no. Trabajar desde el amor propio principalmente.
¿Cómo pensás los problemas? Es decir, surge algo en el negocio o en la vida y tenés que resolverlo ¿Cómo te lo tomás y cómo lo abordás? ¿Tenés algún “ritual”?
Frente a los problemas en general, tanto en la vida como el emprendimiento, creo que todo es causalidad, creo que todo lo que pueda pasar bueno o malo tiene un fin y queda en nosotros encontrarlo. Como dice el refrán “de todo lo malo siempre hay algo bueno”.
Hace poco tuve un accidente doméstico y me frenó el trabajo casi todo el año. Tuve quemaduras en el brazo derecho y parar con la producción me hizo repensar mucho.
Podría verlo como algo muy malo porque no podía coser pero terminé aprovechando el tiempo para estudiar, refrescar o mejorar aspectos que tenía un poco dejados.
No fue tiempo parado sino de aprendizaje. Esa perspectiva me ayuda a resolver y abordar problemas. Siempre intentar encontrar una solución y entender porque pasa, ser empática en la situación y dar lo mejor para conseguir lo que deseo.
¿Una anécdota? Dramática o graciosa. Algo en tu vida emprendedora que te haya marcado.
La primera feria que fue dramática y graciosa. De Del Viso hasta Escobar, moví todo lo que preparé por más de una semana. Cajas y cajas de ropa.
Recuerdo que había armado un perchero con luces. Una semana haciendo cosas para esa feria, soy super del detalle, llevo todo. Era en un bar pequeño, gente cálida y todos emprendedores.
Hizo un calor que se me derretía la cara. No vino nadie a la feria, ni un alma. Terminaba a las 8 de la noche y empezaron a llegar de 3 a 4 personas. Super lindo el ambiente pero nos moríamos de calor y sin ventas.
Gasté la plata que tenía comprando a emprendedores amigos. Volví con menos plata de la que fui. Las únicas ventas que se hicieron fueron entre nosotros. Al final terminamos todos compartiendo unas cervezas y muertos de la risa de lo horrible que la pasamos. Hice muchos lazos con otros emprendedores ese día y hasta hoy seguimos colaborando mutuamente.
Y cuando pasan esos episodios emprendedores en que no sabes qué hacer y te querés arrancar los pelos ¿Qué hacés para calmarte y pensar en frío, volver al foco?
Me aferro mucho a la comedia. Me gusta mucho aferrarme a eso. Intento encontrarle un propósito a todo. En la primera feria por ejemplo, fui a vender y traje la experiencia de que emprender no es fácil y que sea donde sea puedo toparme con otra gente que se dedica a lo mismo y le ponen el mismo amor. Intento hacer chistes hasta con lo malo. Creo que el humor es lo que nos salva.
¿Qué situaciones que vivís con tu proyecto te hacen sentir sumamente orgullosa de lo que estás haciendo?
Lo más gratificante es entregar una prenda y ver la cara de alegría de la persona o de disfrute al verse con eso puesto, ver cómo se sienten al lucir algo hecho con dedicación y amor. Creo que eso es algo impagable. Es una manera de transmitir esto del amor propio que tanto se dice, que pareciera de moda pero es un trabajo arduo principalmente en una sociedad en que se juzga tanto el envase y lo que elijas ponerle a tu cuerpo. Aportar a que realmente la persona se sienta a gusto consigo misma es lo que a mi me hace sentir orgullosa del trabajo que estoy haciendo.
Si volvieras a iniciar ¿Qué volverías a hacer y que no?
Volvería a seguir exactamente la misma misión. Lo que no haría es rechazar propuestas por miedo a no poder, a no estar a la altura. Confiar en mi trabajo me costó, me costó arriesgarme a arrancar por ese miedo. Soy una persona que piensa mucho y eso juega en contra a veces. Tal vez hubiera arrancado antes si no hubiera visto trabas donde no las había.
Y en la vida en general, en los últimos 5 años ¿a qué aprendiste a decir “no” que haya mejorado mucho tu vida?
A que desvaloricen mis horas de empeño, trabajo, dedicación, pensamiento, a decir “no” a eso. Las horas son invaluables porque no vuelven. No importa cuanto intentes, todo lo que dedicaste en tiempo no va a volver. Aprendí a decirle que no a las cosas que siento que no valoran mi tiempo y esfuerzo.
Si pudieras poner un cartel enorme en un lugar donde todo el mundo lo vea ¿Qué diría?
Pondría que florecer es el primer paso para ser, acompañado de una foto de una flor rompiendo el asfalto. Ese pensar es lo que a mi me inspiró a llamarle Flora a mi negocio. Creo que es una gran frase para motivar a aquellas personas que no se animan a dar el salto. Cuando floreciste no hay nada que te detenga, vas a crecer, crecer y crecer.
Redacción: Sabrina Torrez, copywriter, emprendedora y voluntaria en Fundación PROEM.